Hace exactamente seis semanas escuché un concierto y tuve uno de los momentos de comprensión más fuertes de los últimos tiempos. El programa lo formaban quintetos de clarinete con el Cuarteto Gerhard y el clarinetista Víctor de la Rosa, en un pequeño pero fino festival cerca de Barcelona, donde viven mis padres. Hoy, quiero hablar de compromiso.
Previamente al concierto, me enteré que el cuarteto ensaya seis días a la semana durante cuatro horas, y que, por supuesto, cada uno estudia varias horas al día, y todo ello a lo largo de los últimos ocho años. A menudo se dice del cuarteto de cuerda que es un "matrimonio a cuatro", y no sin razón.
Un momento de comprensión
Y a pesar de que la acústica en la iglesia no permitía escuchar los finos matices que habían elaborado, había una magia indescriptible en este concierto. Fue como si dentro de mi se abriera un mundo nuevo. Tuve que cerrar los ojos, porque no era el sonido, sino algo en el sonido de este cuarteto lo que me encantó, me conmovió.
Fue el claro "sí" de todos ellos lo que pude experimentar en el sonido y su manera de tocar, para mí personalmente abriendo un nuevo nivel de resonancia. Este nivel va más allá de la calidad del sonido y la emoción en el sonido, reside donde las palabras ya no alcanzan. Y tal vez estuvo bien que la acústica no pudiera reproducir la calidad del sonido que sin duda forma parte de esta formación. Porque se trataba del sí.
Más allá de la calidad artística
Fue este sí abierto lo que sentí en su sonido: sí a estos otros tres jóvenes; sí a dedicar mi vida a este proyecto y no dividir mi atención y recursos; sí a trabajar con alegría, paciencia, coraje y compromiso en una de las formas de arte más difíciles; sí a caminar juntos, a crecer juntos, a apoyarnos mutuamente. Algo se abrió en mi escuchándoles, en mí algo dijo sí también. El compromiso de estos músicos me conmovió.
Cuando lo pienso, me vienen muchas sensaciones y recuerdos sobre cómo vivo o he vivido ese compromiso interno en mi vida y en mi trabajo. Estoy segura de que para ti también es así. Y es importante para mi decir: No hay una respuesta correcta o incorrecta, sino sólo la que aparece en ti ahora mismo. ¿Porque el único compromiso que finalmente cuenta?
Es el compromiso contigo mismo.
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